No suelo leer ninguna crónica antes de darle forma a la mía. Es algo que siempre he llevado a rajatabla, y sin embargo hoy se ma ha ocurrido no hacerlo. Según la reseña de burladero, yo he tenido que ir a otra corrida de toros. O ellos. Otro tanto me ha ocurrido con la de Mundotoro. Me huele a proteccionismo y unte a la antigua usanza.
No se puede negar que, con la fría tarde que hemos tenido que sufrir hoy en Alicante, era difícil que el público acudiera a los tendidos. Indignados unos cuantos al enterarse a última hora de que, además, el festejo lo retransmitía Canal 9. Más indignados cuando han descubierto el porqué del doblete albaceteño en la terna al ver a los comentaristas de Castilla-La Mancha TV en la andanada. Los empresarios se la han colado de rondón al pagano de turno: tres festejos de abono, con novillada sin picadores incluida en el endeble lote. Para colmo, el tema televisivo. A veces, callar también es mentir. Se empieza igual de mal que se acabó 2009.
O quizá peor, porque el par de miles de entradas que, según me cuentan, la empresa dio a Canal 9 para animar un poco los tendidos, no han salvado el fiasco en el cemento. Un cuarto de plaza, y gracias. Si es que ya digo yo que la palabrería es muy sufrida, y que se puede argumentar muy bien con la “sinhueso”, pero al final se le ve el plumero a más de uno. Que pasen los toros al Ministerio de Cultura, sí, pero que no dejen la Fiesta en poder de los taurinos, porque la terminan de hundir. Si no, al tiempo.
Resultó bastante aparente la corrida de Javier Molina, digna de presentación, con los quilos justos y el arreglado de pitones discreto. Buen barbero ha sido siempre el que no deja señal ni rasguño alguno. De buen juego los tres primeros, no siempre bien entendidos por los toreros. Bajaron los tres últimos, aunque en manos más avezadas o con mayor exposición y codicia de los de hoy, hubieran debido de servir para el triunfo. De nueve orejas potenciales como trofeos, solo se arrancaron dos. Mala cosa.
La primera se la llevó Matías Tejela del que abrió festejo. Este muchacho debió dejarse olvidado el temple alguna tarde perdida de abril de algún año. Prisas, ligereza de pies y pegapasismo al canto. Después de treinta muletazos, se dio cuenta del más que buen son del cuatreño, y entonces le hilvanó una tanda diestra de mérito. Tras varios trapazos más, otra al natural de buen aire. Mató rápido y se le dio la oreja. Con el cuarto anduvo perdidito, como si fuera la primera vez que veía un pitón. Se silenció su triste labor.
A Rubén Pinar nos lo han cambiado. Se debe de haber colapsado y, como a los ordenadores, alguien debe reiniciarlo para que vuelva a lo de antes. El segundo fue un animal de muchas posibilidades, pero Pinar nunca se confió ni un cachito así. Siempre a merced del toro, aburrió a mantazos descargando la suerte y defendiéndose de la noble embestida del animal. Otro con algo más de sentido le hubiera levantado los pies. El quinto, sin ser tan manejable, también permitía lucimiento, y aquí el de Tobarra se perdió sin remisión alguna. Ni ajuste, ni temple ni entrega. Tiene que replantearse qué ha ocurrido de unos meses hasta aquí. Y lo del sainte con la espada lo dejaremos en el olvido. No se merece volver en Hogueras a no ser que demuestre por otras plazas que recupera algo.
Miguel Tendero sorprendió en el tercero por su buen concepto, sobre todo con la pañosa. Citó dando el pecho, embarcó la embestida con galanura y vació el viaje del animal por abajo, dejando la muleta en el sitio para poder ligar. De alta nota algunos naturales, menos ligados que los derechazos pero bien rematados. Se llevó una oreja tras pinchazo y estocada. Devolvió el trofeo en el sexto por las prisas. Quizá ansiaba la segunda oreja y buscó el camino fácil, el del popularismo de los mantazos brindados al generoso público de sol. Nada de nada, una lástima, porque el toro, que se orientaba a las tablas, tenía su movilidad. Otro sainete con la espada. Y eso que dicen que los aceros por Albacete son de calidad…
Después de todo esto toca, por tanto, recapacitar. El frío congeló las ideas a los toreros, dejó más helados a los espectadores y esperemos que haya despabilado algo a quienes decidieron este cartel y esta fecha de tan poco atractivo. No es bueno abusar del abonado, no. Que luego nos quedamos sin argumentos. Debió de nevarles en las artísticas y empresariales entendederas.